Francisco Orihuela, conocido como ‘Paco, el de las empanadas’, saltó a la fama hace ocho años gracias a una serie de videos virales que circulaban en las redes sociales.
En esos videos, grabados por turistas en la playa de Acapulco, México, se mostraba a un joven carismático que utilizaba una estrategia de ventas excepcional para convencer a los transeúntes de comprarle empanadas.
La habilidad de Paco para vender llamó tanto la atención que fue rápidamente considerado una promesa en el mundo de los negocios.
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Su fama llegó al punto de captar el interés del empresario Arturo Elías Ayub, quien le ofreció una beca y apoyo financiero para impulsar su emprendimiento.
Ayub, yerno de Carlos Slim, uno de los hombres más ricos del mundo, vio en Francisco un gran potencial. Sin embargo, a pesar de lo prometedor de la oferta, Orihuela no la aceptó, lo que llevó a que no recibiera el apoyo del empresario.
Años después, se reveló que la decisión de rechazar la oferta no fue completamente suya.
Con el tiempo, la popularidad de Paco fue disminuyendo en las redes sociales, y su figura, antes tan comentada, pasó a un segundo plano.
Durante todo este tiempo, se supo que seguía trabajando como vendedor de empanadas en la misma playa de Acapulco, sin haber logrado consolidar la carrera empresarial que muchos esperaban.
Pero detrás de esa aparente simplicidad, se escondía una historia mucho más compleja y dolorosa.
En una entrevista reciente, Francisco Orihuela decidió contar su verdadera historia. En ella, reveló que no fue él quien tomó la decisión de rechazar la oferta de Ayub, ya que en ese momento era menor de edad.
La responsabilidad del acuerdo recayó sobre su madre, quien, influenciada por su pareja sentimental, optó por no aceptar el apoyo que le ofrecían a su hijo.
Este hecho marcó un punto de inflexión en la vida de Francisco, quien vio cómo sus sueños de convertirse en empresario se esfumaban sin tener control sobre la situación.
¿Cómo fueron los abusos de su padrastro?
Orihuela también habló del abuso que sufrió por parte de su padrastro, a quien culpó no solo de truncar sus aspiraciones, sino también de haberle causado un daño emocional y físico significativo.
Según relató, desde niño fue obligado a trabajar mientras su padrastro permanecía en casa sin colaborar.
En uno de los episodios más duros de su vida, Francisco recordó una ocasión en la que llegó a casa después de no haber vendido todas sus empanadas y su padrastro, lleno de ira, lo golpeó brutalmente.
El joven confesó entre lágrimas que lo más doloroso de esa situación no fueron solo los golpes, sino la indiferencia de su madre, quien presenció la agresión sin intervenir.
“Tenía la esperanza de que mi mamá iba a meter las manos por mí, pero ella bajó, vio que me estaba pegando y se subió”, relató Francisco, describiendo uno de los momentos más devastadores de su vida.
Tras la golpiza, su padrastro lo obligó a seguir trabajando, advirtiéndole que no se atreviera a descansar o dormirse.
Este impactante testimonio ha dejado a muchos de sus seguidores y críticos reflexionando sobre las dificultades que ha enfrentado en silencio. Hoy, Francisco Orihuela lucha por reconstruir su vida, cargando con las secuelas emocionales y físicas de una juventud marcada por el abuso y la violencia.
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