"Pinocho de Guillermo del Toro", una película en la que el cineasta mexicano presenta una versión sorprendentemente oscura del clásico infantil sobre una marioneta viviente y su anciano padre tallador de madera, ganó el domingo el Óscar a la mejor animación.
En una categoría de los Premios de la Academia generalmente dominada por películas más ligeras y familiares como las de Pixar, el ya oscarizado Del Toro triunfó con su macabra reinvención del famoso cuento del italiano Carlo Collodi, ahora ambientado en la década de 1930 en Italia.
La película, que aborda el fascismo, la guerra y el dolor, también tiene un tono muy diferente al de la adaptación clásica de "Pinocho" de Disney, pero el ambicioso abordaje de los temas y el sorprendente uso de la animación 'stop-motion' sedujeron a los votantes de la Academia.
"La animación está lista para dar el siguiente paso. Todos estamos listos para ello. Por favor, ayúdennos. Mantengan la animación en la conversación", dijo Del Toro al recibir la estatuilla.
En la película, Gepetto, todavía de luto por la pérdida de su único hijo décadas antes, talla una marioneta de madera que de repente cobra vida.
A pesar de que su amigo Sebastián J. Grillo (con la voz de Ewan McGregor en el original en inglés) se empeña en evitarlo, Pinocho es engañado para que huya a un circo con el malvado Conde Volpe (Christopher Waltz).
Mientras Gepetto y Grillo parten detrás de él, Pinocho es reclutado en un campo de entrenamiento fascista, lucha contra una espantosa bestia marina, viaja hacia y desde el más allá, e incluso se encuentra cara a cara con el mismísimo dictador italiano Benito Mussolini.
Un elenco de voces estelares en inglés también incluye a Cate Blanchett, John Turturro y Tilda Swinton.
El proyecto había sido durante mucho tiempo un sueño de Del Toro. Pero sus esfuerzos para hacer la película enfrentaron rechazos y frustraciones durante aproximadamente una década, antes de que Netflix se sumara al proyecto en 2018.
"Llevo la mitad de mi carrera luchando para hacerla", dijo Del Toro a la AFP.
El cineasta repitió muchas veces a los estudios que no estaba haciendo una película para niños, pero que los niños podían verla, algo que admitió que era un argumento muy poco convincente para un Hollywood con mentalidad de ganar dinero.
Escogió la era de los saludos militares, el conformismo estricto y el machismo violento -un "momento en el que comportarse como un títere era algo bueno"- para enfatizar la propia naturaleza desobediente de Pinocho.
"Quería que Pinocho, que era el único títere, no actuara como un títere. Pensé que temáticamente eso era perfecto", dijo.
Del Toro ya utilizó antes sus distintivos cuentos de hadas góticos para abordar el espectro del fascismo con películas como "El laberinto del fauno" y "El espinazo del diablo", ambas ambientadas en la dictadura de Francisco Franco en España (1939-1975).
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