Joven alajuelense convirtió la receta de prestiños de su abuelo en su emprendimiento

“Los abuelos deberían de ser eternos” ¿Cuántas veces hemos escuchado esa frase? Los abuelos suelen ser “alcahuetas” con sus nietos, les brindan cariño, además, les transmiten muchos conocimientos.

Como a Kimberly Vargas, una joven quien perdió a su abuelo hace seis años, sin embargo, lo siente cerca cada día, ya que una de sus enseñanzas la convirtió en su emprendimiento. 

​Cuando Kimberly veía a su abuelito como un segundo papá y así lo llamaba, él le enseñó hacer pestiños y unos años después de su muerte, decidió iniciar un emprendimiento con su receta.

La joven le rindió un pequeño homenaje al hombre que la acompañó, cuidó, del que aprendió y él qué le dio el primer impulso para comenzar a emprender, es por eso que a su negocio le llamó, “Los prestiños de papá”.

“Yo siempre me dirigí a mi abuelo materno como “papá”, la receta viene de él y el gusto por el dulce también”, expresó Vargas.

¿Cuál es la historia del emprendimiento de la joven?

Kimberly contó en una entrevista con Telediario.cr, que ella tenía la ilusión de emprender, poco después tomó la decisión de convertir las enseñanzas de su abuelo en su nueva manera de generar ingresos.

“Los prestiños iniciaron con la ilusión de emprender, mi abuelo era amante del dulce y de los prestiños, pero aún más cuando el clima era lluvioso por la tarde, siempre le gustaba comerse algo dulcito”, expresó la joven.

Cada lunes, miércoles y viernes, Kimberly se despierta a las 3:30 a.m. y alrededor de las 4:00 a.m. llega a su cocina, lo primero que hace es encender el fogón, ya hace los prestiños a la leña.

“Nuestros pestiños son hechos a la leña para darle ese toque especial que me enseñó mi abuelo”, mencionó Vargas.

Después alista los ingredientes y crea la masa, los cocina a fuego alto; y sigue el paso preferido de muchos, los endulza. Ya sea con miel o bien con leche condensada.

Alrededor de las 12:00 p.m. inicia, las entregas, estas suelen ser en Belén, San Rafael de Alajuela y La Guácima. Además, realiza vende en parques empresariales o bien recibe pedidos para actividades como tés de canastilla o fiestas. 

Su familia está siempre presente y le suele ayudar en lo que la joven emprendedora necesite, cómo lo hizo su abuelo.

“En lo personal mi abuelo es una de las personas más importantes de mi vida y la estrella más bonita que existe en el cielo junto con mi abuelita Januaria”, reveló Vargas a Telediario.cr.

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