Como parte de su misión de proteger la biodiversidad de las regiones fronterizas, oficiales de la Policía de Fronteras, destacados en Delta Costa Rica, Sarapiquí, rescataron una lapa verde y una lora copete rojo, las cuales estaban en cautiverio.
El rescate tuvo lugar durante un patrullaje que los oficiales fronterizos efectuaban en isla Calero, distrito de Colorado, Pococí, por lo que poco antes de llegar a una localidad denominada El Jobo, ellos observaron dichos animales en condiciones que no son propias de su hábitat.
Las aves se encontraban en la parte externa de una vivienda y con las plumas de sus alas recortadas para evitar que se escaparan, por lo cual procedieron de inmediato a coordinar con guardaparques del Sistema Nacional de Áreas de Conservación (SINAC) y el fiscal de turno de Sarapiquí.
Dichas autoridades ordenaron el decomiso de ambos animales, además de identificar a las personas que la mantenían en su poder, quienes se exponen a sanciones por posible violación a Ley de Conservación de Vida Silvestre.
Los animales fueron decomisados y llevados hasta Delta Costa Rica, donde fueron puestos bajo el resguardo de guardaparques del Área de Conservación Tortuguero, quienes se encargaron de llevarlos hasta un refugio.
Cabe indicar que tanto la gran guacamaya verde o lapa verde como la lora copete rojo son especies catalogadas como en peligro de extinción.
Tenencia de animales silvestres como mascotas podría salirle caro
La tenencia de animales silvestres es una contravención o delito menor, según lo contemplado en el artículo 110 de la Ley de Conservación de Vida Silvestre, la cual dispone que mantener en cautiverio o en condición de mascota a un animal silvestre en peligro de extinción será sancionado con dos o cuatro salarios bases.
En el 2017, una mujer del cantón de Pococí fue condenada por mantener en cautiverio dos loras copete rojo, por lo cual un juez la sentenció a pagar 852 mil colones.
Los animales silvestres cumplen una misión dentro de sus hábitats, por lo que extraerlos de sus ecosistemas causa desequilibrios ecológicos, los exponen a enfermedades, así como a hábitos de alimentación no aptos para ellos.
Según el SINAC, en Costa Rica más de 400 especies se encuentran amenazadas, esto debido a las interacciones negativas con actividades humanas como la fragmentación de los ecosistemas donde habitan por la infraestructura como carreteras, tendidos eléctricos y la urbanización de las zonas protectoras de los ríos.
De igual modo son amenazas para estas especies el desarrollo urbano sin planificación, los incendios forestales, la trasmisión de enfermedades a las poblaciones silvestres, la alimentación de la fauna con fines turísticos que producen la perdida de sus comportamientos naturales, la cacería, el tráfico y el uso de animales silvestres como mascotas.
Todo esto provoca la pérdida de nuestra biodiversidad y en consecuencia los servicios ecosistémicos que le brindan a los costarricenses, produciendo un deterioro en nuestra calidad de vida.
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