La repetición de contraseñas débiles continúa siendo uno de los mayores riesgos de seguridad digital en 2025. A pesar de los constantes llamados de atención de especialistas, millones de usuarios siguen utilizando combinaciones fáciles de adivinar y altamente vulnerables.
Informes recientes volvieron a evidenciar esta tendencia: la clave “123456” se mantiene como la más empleada a nivel mundial, a pesar de su comprobada fragilidad.
ESET, compañía especializada en ciberseguridad, compara este hábito con dejar una caja fuerte de alta tecnología protegida únicamente por un papel con la clave escrita a la vista.
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Tanto NordPass como Comparitech revelan que un 25% de las mil contraseñas más frecuentes están compuestas únicamente por números, lo que subraya la preferencia por credenciales simples que exponen datos personales, información sensible e incluso accesos laborales.
Camilo Gutiérrez Amaya, jefe del Laboratorio de Investigación de ESET Latinoamérica, explica que esta conducta se repite sin importar la edad del usuario.
“Una de las principales conclusiones que se desprenden de uno de los reportes es que la costumbre de usar contraseñas débiles y predecibles trasciende las generaciones. No importa el rango etario de las personas: en cada una de las categorías 123456 está en el top de las claves más elegidas para acceder a cuentas, servicios y plataformas online. Es decir, un nativo digital adopta la misma práctica riesgosa y poco prudente que una persona de 70 años.”
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La región latinoamericana enfrenta un desafío aún mayor debido al crecimiento acelerado de ciberamenazas. Según Gutiérrez Amaya, “usar contraseñas débiles compromete la seguridad individual, pero también contribuye a la vulnerabilidad general de la región frente a posibles ataques”.
En el entorno corporativo, esta situación puede derivar en fugas de información, pérdidas económicas y afectación a la reputación de las empresas.
La evidencia de estos riesgos quedó expuesta recientemente en Francia, cuando el Louvre sufrió una intrusión debido a una clave sorprendentemente simple: “Louvre”. El incidente permitió el robo de joyas valoradas en más de 100 millones de dólares.
ESET recuerda que un atacante puede descifrar claves débiles en menos de un segundo. Por ello, recomienda utilizar generadores de contraseñas o, en caso de crear una propia, asegurarse de cumplir con criterios básicos: longitud mínima de 12 caracteres, variedad de símbolos, ausencia de patrones predecibles y uso de claves distintas para cada servicio.
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