En la búsqueda continua de un estilo de vida saludable, uno de los temas que ha cobrado relevancia es la relación entre la dieta y el riesgo de desarrollar enfermedades, incluido el cáncer.
Los alimentos cancerígenos, es decir, aquellos que se ha demostrado que pueden aumentar la probabilidad de sufrir cáncer, han sido objeto de estudio y preocupación en la comunidad científica y entre la población en general.
El cáncer es una enfermedad compleja y multifactorial, que puede ser influenciada por diversos factores, entre ellos los genéticos, ambientales y de estilo de vida. Si bien la genética y la exposición a ciertos agentes carcinógenos son factores que no se pueden controlar directamente, el estilo de vida y la dieta son aspectos en los que las personas pueden tomar decisiones para reducir su riesgo.
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¿Cuáles alimentos son reconocidos como cancerígenos?
La Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC), que forma parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), clasifica sustancias y actividades en cinco grupos según su potencial carcinogénico.
El Grupo 1 se refiere a aquellas sustancias o actividades que se consideran cancerígenas para los humanos, mientras que el Grupo 5 se reserva para aquellas que probablemente no son cancerígenas.
- Grupo 1
Se encuentran alimentos y sustancias que han sido identificados como cancerígenos, como el tabaco, el asbesto y los humos de diesel.
Además, en este grupo se encuentran algunas sustancias presentes en la dieta, como el alcohol y la carne procesada.
El consumo de carnes procesadas, como el tocino, las salchichas y los embutidos, ha sido asociado con un mayor riesgo de desarrollar cáncer colorrectal.
La IARC clasifica estas carnes como cancerígenas para los humanos, extremas en evidencia de estudios epidemiológicos que han encontrado una relación entre su consumo y el aumento del riesgo de cáncer.
La carne roja, como la de res, cerdo y cordero, ha sido objeto de debate en relación con el cáncer. Si bien algunos estudios sugieren una asociación entre el consumo de carne roja y un mayor riesgo de cáncer colorrectal, la evidencia es menos concluyente en comparación con las carnes procesadas.
Compuestos cancerígenos
La acrylamida es un compuesto químico que se forma naturalmente en algunos alimentos durante la cocción a altas temperaturas, como al freír, asar a la parrilla o hornear.
Se encuentra en alimentos como papas fritas, café y pan tostado. Aunque no hay evidencia sólida de que la acrilamida en los alimentos sea una causa principal de cáncer en humanos, la IARC clasifica este compuesto como posiblemente cancerígeno.
¿Cómo controlar los alimentos cancerígenos?
Es importante señalar que, si bien algunos alimentos han sido clasificados como cancerígenos, esto no significa que deban ser eliminados por completo de la dieta. Más bien, se trata de tomar decisiones informadas y mantener un equilibrio y variedad en la alimentación.
Al evaluar el riesgo de alimentos cancerígenos, también es importante considerar otros factores, como la cantidad y la frecuencia de consumo, así como la combinación de diferentes alimentos en la dieta.
Además, no todos los cuerpos reaccionan de la misma manera, por lo que lo que puede ser perjudicial para una persona no tendrá el mismo efecto en otra.
¿Cómo mantener una dieta saludable?
Para reducir el riesgo de cáncer y promover la salud en general, los expertos suelen hacer las siguientes recomendaciones:
- Consumir una dieta rica en frutas y verduras, que son fuente de antioxidantes y compuestos beneficiosos para la salud.
- Optar por proteínas magras, como pollo, pescado y legumbres.
- Limitar el consumo de carnes procesadas y carne roja.
- Mantener un peso saludable a través de una combinación de dieta equilibrada y actividad física regular.
- Moderar el consumo de alcohol.
- Evitar la exposición al humo del tabaco y otros carcinógenos ambientales.
- En última instancia, la clave para una dieta saludable y una reducción del riesgo de cáncer radica en la moderación, la variedad y la toma de decisiones informadas.
- Consultar con un profesional de la salud o un dietista puede proporcionar una orientación específica según las necesidades y objetivos individuales.
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