El 14 de febrero, Islandia experimentó una nueva erupción volcánica, marcando la quinta en casi tres años, según las autoridades.
La Oficina Meteorológica de Islandia (OMI) reveló que el fenómeno se desencadenó al norte de Grindavik, después de un repentino aumento de la actividad sísmica alrededor de las 03:00 de la madrugada.
Los residentes de la ciudad fueron evacuados de inmediato, ya que las cámaras de vigilancia captaron cómo los flujos de lava se abrían paso entre las viviendas.
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Este evento sucede apenas dos meses después de la última erupción registrada el 18 de diciembre de 2023.
La ciudad ya había experimentado una evacuación el 11 de noviembre anterior, donde se desplazaron 4 mil habitantes como medida de precaución.
Esta semana, las evacuaciones se repitieron debido a una serie de terremotos, signos precursores de una erupción volcánica, causados por el desplazamiento del magma bajo la corteza terrestre.
Las autoridades están atentas a la central geotérmica de Svartsengi, ubicada en la misma zona, que suministra electricidad y agua a unos 30 mil habitantes.
Afortunadamente, las instalaciones están protegidas por un muro de contención.
Las redes sociales, en particular Twitter, se han convertido en plataformas clave para compartir imágenes de la erupción y sus consecuencias.
Medios locales y residentes de Grindavik han documentado la expansión de la lava, que ha provocado la apertura de una gran grieta cuya longitud aún se desconoce.
El Instituto de Geociencias compartió una impresionante imagen de la erupción, señalando que los muros de contención para evitar que las coladas llegaran a Grindavík no fueron efectivos, ya que la fractura eruptiva los superó.
Aunque el flujo lávico ha disminuido, persiste la preocupación de que alcance la población.
Islandia, ubicada entre las placas tectónicas euroasiática y norteamericana, es conocida por ser una de las regiones volcánicas más activas del mundo, con 33 volcanes o sistemas volcánicos catalogados como activos.
A pesar de la rápida intervención de las autoridades, se teme que la lava pueda avanzar más allá de Grindavik, afectando a la población.
Hasta el momento, la cantidad de daños en la ciudad es desconocida, pero se confirma que la lava ha consumido algunas viviendas, llevándose consigo muebles y electrodomésticos.
La magnitud de la erupción plantea nuevos desafíos y preocupaciones para la comunidad islandesa.
¿Cuáles medidas han tomado las autoridades en Islandia?
La primera ministra, Katrin Jakobsdottir, anunció que el gobierno se reunirá para abordar medidas de alojamiento destinadas a los residentes evacuados tras la reciente erupción volcánica en Grindavík, Islandia.
En sus declaraciones, expresó un mensaje de solidaridad y esperanza: "Hoy es un día negro para Grindavík y hoy es un día negro para toda Islandia, pero el sol volverá a salir. Juntos nos enfrentaremos a esta conmoción y a lo que pueda venir. Nuestros pensamientos y oraciones están con ustedes".
El país ha elevado su nivel de alerta a "emergencia", el grado más alto en la escala de tres niveles utilizada para indicar la amenaza de daños a personas, comunidades, propiedades o al medio ambiente.
Esta erupción, ocurrida el domingo, marca la quinta en la península de Reykjanes desde 2021, subrayando la actividad volcánica constante en la región.
Islandia, situada sobre la Dorsal Mesoatlántica, que constituye el límite entre las placas tectónicas euroasiática y norteamericana, enfrenta la realidad de ser una de las áreas con mayor actividad volcánica del mundo.
Con 33 sistemas volcánicos activos, la geodinámica del país está marcada por fenómenos como las erupciones, que aunque son parte integral de su historia, plantean desafíos significativos para la seguridad y la estabilidad de las comunidades.
En este contexto, las medidas de evacuación y las decisiones gubernamentales para garantizar la seguridad de los residentes son esenciales.
El compromiso de la primera ministra y del gobierno de abordar la situación de manera unida resalta la importancia de la solidaridad en momentos de crisis.
Mientras el país enfrenta la emergencia volcánica, la promesa de que "el sol volverá a salir" sirve como un recordatorio de la resiliencia colectiva que ha caracterizado a Islandia a lo largo de su historia.
La atención ahora se centra en la implementación de medidas efectivas para el alojamiento de los evacuados y en la gestión de los posibles impactos a largo plazo de la erupción.
El país, acostumbrado a lidiar con eventos geológicos significativos, demuestra una vez más su capacidad para afrontar desafíos naturales con determinación y unidad.
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