Igor Pedin es un hombre de 61 años, proveniente de la región de Mariúpol en Ucrania quien para salvar su vida emprendió una travesía de más de 200 kilómetros a pie hasta llegar a la ciudad de Zaporizhzhia donde encontró refugio.
Durante esa larga travesía, estuvo únicamente acompañado de su perra “Zhu-Zhu” por quién teme ahora que ha logrado salvar su vida.
Lo conseguido por el hombre, fue motivo de impresión y admiración que en uno de los 24 puntos de control que hay entre la sitiada Mariúpol y Zaporizhzhia, los propios soldados rusos tomaron tiempo de escuchar su historia.
Al lograr llegar a un refugio relativamente seguro, el ex cocinero de barco aseguró estar “feliz de estar vivo”, y que no necesitaba asistencia médica, pese a la insistencia de los médicos de Zaporizhzhia.
Por el contrario, dijo que su principal preocupación era su mascota, a quien la caminata le afectó bastante.
Zhu-Zhu, es una terrier mestizo de nueve años, quien ahora se encuentra junto a su amo en Kiev, la capital de Ucrania, en donde todavía reacciona con miedo ante el silbato de un autobús que frena o cualquier ruido estruendoso. Según su dueño, el ruido le recuerda a las bombas de Mariúpol.
Según su dueño, el sentido del olfato de Zhu-Zhu quedó dañado por el humo acre de las casas y los tanques en llamas, y apenas está regresando lentamente.
El camino que siguieron Igor y Zhu Zhu de Mariupol hasta Zaporizhzhia
Pero Pedin dice que las patas de su perro se cortaron gravemente al caminar sobre vidrios rotos, caminos llenos de cráteres y el marco oxidado de un puente de 30 metros de altura quemado y roto que los dos tuvieron que atravesar durante su aterradora aventura.
Espera encontrar un veterinario que lo ayude, pero con poco dinero y confiando en sus padres, Georgy, de 87 años, y Yevdokiya, de 84, para el refugio que tiene.
“Está coja de la pata delantera derecha y no me deja ver qué le pasa”, . “Ella siempre me muerde cuando quiero mirar su pata… Zhu-Zhu ahora reacciona muy mal a los sonidos. Cuando escucha sonidos agudos, constantemente se estremece y salta a un lado” dice Pedin sobre su perro a el medio “The Guardian”.
“Está muy asustada por el sonido de los silbidos. Por ejemplo, cuando pasa un autobús y chirrían los frenos. Ella tiene mucho miedo de eso porque este sonido le recuerda el silbido de las bombas que volaron y explotaron entonces en Mariupol. Y luego tuvo miedo del sonido de los aviones militares en Mariupol. Que voló y lanzó bombas. Así que ella todavía tiene miedo de estos sonidos”, contó Pedin.
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