WASHINGTON. - El gobierno del presidente estadounidense Donald Trump está presionando para completar nuevas restricciones de inmigración antes de que termine su mandato en enero, según tres altos funcionarios de seguridad nacional, un esfuerzo de último momento en un área de política central durante sus cuatro años en el cargo.
Los esfuerzos se hacen a pesar de que el presidente electo Joe Biden ha prometido revocar muchas de las políticas de inmigración de Trump.
Al adoptarse las reglas que se acaban de proponer, o al emitir decretos de último minuto, el gobierno podría frenar los esfuerzos de Biden para deshacer muchas de las medidas que han hecho más difícil que los inmigrantes entren y se establezcan en Estados Unidos.
Un objetivo central de las últimas semanas de Trump en el cargo es reemplazar un sistema de lotería usado para otorgar visados H-1B a trabajadores extranjeros cualificados, según los funcionarios del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), que hablaron con la condición de mantenerse en el anonimato para discutir las operaciones del gobierno.
En su lugar, un nuevo proceso de selección favorecería a los solicitantes de visados con trabajos mejor pagados.
El gobierno de Trump argumentó en una versión propuesta de la regulación publicada en octubre que el cambio es necesario para proteger mejor a los trabajadores estadounidenses.
El asesor principal de la Casa Blanca Stephen Miller -a quien se considera el arquitecto de la agenda de inmigración de Trump- dijo a Reuters durante el verano boreal que las regulaciones destinadas a aumentar los salarios en el programa H-1B serían políticamente impopulares de revertir.
Otras medidas que podrían apresurarse son las nuevas normas para restringir el acceso al asilo y un reglamento que permitiría a los funcionarios federales de inmigración recoger el ADN de los solicitantes de visados familiares y de los ciudadanos estadounidenses o residentes permanentes que los patrocinen.
Otra propuesta haría más estrictas las normas de visado para los estudiantes internacionales, los visitantes de intercambio cultural y los periodistas extranjeros.
Los cambios adoptarían la forma de reglamentos elaboradas por agencias y no necesitarían de la aprobación del Congreso, sino sólo de los procesos legales previstos en la ley federal.
También han salido a la luz informes noticiosos sobre un posible decreto de Trump para debilitar el derecho constitucional a la ciudadanía de todas las personas nacidas en Estados Unidos. Un alto funcionario de seguridad nacional dijo a Reuters, sin embargo, el esfuerzo no parece ser una prioridad para la Casa Blanca.
El subsecretario interino del DHS, Ken Cuccinelli, está encabezando el último esfuerzo sobre inmigración, dijo un funcionario a Reuters, ya que el presidente continúa promoviendo afirmaciones infundadas de fraude electoral generalizado y no ha reconocido su derrota electoral del 3 de noviembre.
La Casa Blanca y el DHS no quisieron hacer comentarios.
"ANTES DE QUE SE ACABE EL TIEMPO"
Trump no es el primer presidente que se involucra en un impulso político de último minuto, según el estratega republicano Alex Conant.
"Cada gobierno saliente trata de hacer todo lo que puede antes de que se acabe el tiempo", dijo. "Hay muchos verdaderos creyentes en esta Casa Blanca que piensan que la inmigración es mala para el país y pasan sus últimas horas en el poder tratando de consolidar sus políticas".
Sin embargo, es poco probable que la mayoría de los planes de inmigración de Trump se completen antes de que deje el cargo y los que se aprueben apresuradamente serán vulnerables a impugnaciones judiciales.
Un juez federal bloqueó el martes dos diferentes reglas de Trump por la vía rápida que apuntaban al programa H-1B. El juez dijo que el gobierno no demostró una "buena causa" para saltarse las medidas regulatorias que típicamente toman meses o más tiempo.
Las reglas que no han entrado en vigor para cuando Biden asuma el 20 de enero podrían ser retrasadas y eventualmente rescindidas, de acuerdo con tres expertos en regulaciones gubernamentales.
Cualquier intento en el último mes de Trump en el cargo también se verá probablemente retrasado por las fiestas de Navidad y Año Nuevo y la posible salida de los funcionarios de Trump, lo que es típico de las administraciones salientes.
Un área de política estrechamente vigilada será cualquier acción final de Trump relacionada con el programa de Acción Diferida para la Llegada de los Niños (DACA), que fue instituido por el presidente Barack Obama, del que Biden fue vicepresidente.
En junio, la Corte Suprema frustró el intento de Trump de poner fin al DACA, que ofrece ayuda y permisos de trabajo a unos 646 mil inmigrantes "soñadores", que llegaron a Estados Unidos cuando eran niños pero que carecen de un estatus legal.
"Nada nos sorprendería", dijo Frank Sharry, director ejecutivo de la Voz de América, un grupo proinmigrante.
Biden ha prometido enviar un proyecto de ley al Congreso que proporcione un camino a la ciudadanía a los 11 millones de inmigrantes que se estima viven en el país de forma ilegal, incluidos los inscritos en el programa DACA.
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