El ruido de máquinas, picos y palas tratando de remover los escombros, los sonidos de la multitud que llora a los fallecidos o intenta ayudar y hasta los mismos rescatistas emitiendo órdenes, son los sonidos que reinan aún este viernes en México tras el terremoto de 7,1 grados ocurrido el pasado 19 de setiembre.
Pero en medio de todos esos sonidos, de pronto, una persona levanta su puño, una señal que se repite entre más gente en medio de la mutitud y con este simple gesto el ruido cesa.
Se trata de la señal de silencio y es parte del lenguaje que los socorristas crearon como una forma de ser más efectivos en las labores, en medio del caos que muchas veces reina en este tipo de situaciones.
El puño en el aire es una de las señas más importantes ya que pide silencio para poder escuchar la voz de quienes están atrapados en los escombros, se vuelve relevante porque es una posible indicación de que se puede hallar a alguien con vida.
La palma abierta va usualmente seguida a la del puño abierto, ya que después de pedir silencio, se solicita a la gente que no se muevan, ya que el movimiento también puede generar distracciones y complicar la localización de las víctimas, pero además de evitar distraer la atención de los rescatistas, cabe destacar que las labores que se realizan para sacar a las víctimas son muy delicadas y hay que tener extremo cuidado para desplazarse, así como con el material que se extrae para evitar un deslizamiento.
En el momento en que se rescata a una persona, en la mayoría de casos, esta sale en condiciones delicadas y la deshidratación es uno de los principales factores que afectan al estar varios días atrapados, por lo que acudir con agua lo más pronto posible es vital y al levantar las manos permite atender con rapidez esta necesidad.
También esta seña es de ayuda para los rescatistas, quienes en medio de su intensa labor, pueden requerir del líquido vital.
Cuando se determina que hay o no víctimas, es momento de continuar y redoblar esfuerzos, cada segundo es de mucho valor para quienes pueden debatirse entre la vida y la muerte debajo de los escombros, por lo que el dedo índice extendido en el aire, es la señal para continuar trabajando.
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