Rusia y los países occidentales se culparon mutuamente en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) del alza mundial de los precios alimentarios globales, que anuncia escenarios de penuria y hambre para muchas partes del mundo, en especial a países enfrascados en largas crisis.
La sesión, una más de las convocadas en el Consejo de Seguridad para discutir las consecuencias humanitarias de la guerra en Ucrania, se convirtió en un nuevo recordatorio de la necesidad de que, pese a los combates, se garantice la protección de civiles, el trabajo del personal asistencial y los corredores de evacuación.
Pero la discusión se extendió a las disrupciones que la guerra de Ucrania está causando en el suministro alimentario en el mundo, dada la condición de Ucrania y Rusia de grandes productores mundiales de cereal (trigo y girasol, mayormente).
La “número dos” del departamento humanitario de la ONU, Joyce Msuya, recordó que el corte en los suministros “puede empeorar aún más las cosas en las grandes crisis humanitarias del mundo: Afganistán, Yemen y el Cuerno de África (donde) el alza de precios alimentarios, de fertilizantes y de combustibles van a golpear duro ahora y en adelante. Y estamos solo empezando a ver la amplitud de la crisis en otras regiones”.
A la sesión se había presentado la vicejefa del Departamento de Estado de Estados Unidos, Wendy Sherman, quien acusó a Rusia de bombardear barcos ucranianos cargados con alimentos para exportación, de bloquear puertos de ese país, de inutilizar aeropuertos y tomar como blanco graneros y almacenes de comida.
Como consecuencia -advirtió- trece millones de personas en el mundo pueden sumarse a los 138 millones que ya dependen de la asistencia que provee el Programa Mundial de Alimentos en países como Siria, Afganistán, Sudán del Sur, Nigeria y Yemen.
Los embajadores de Francia, Albania, Noruega e Irlanda abundaron en la misma idea: que solo Rusia es responsable de esta crisis mundial, y la embajadora británica lo expresó de forma gráfica: “El apetito de Rusia equivale a quitar los alimentos de la mesa mundial”, dijo Barbara Woodward.
A todos ellos respondió el embajador ruso Vasili Nebenzia para recordar que lo que llamó “presunta crisis alimentaria” se debe “no a las actuaciones de Rusia, sino a la histeria desencadenada por el mundo occidental, su intento de aislar a Rusia” de los canales de distribución”, algo que solo podrá superarse “si se rechazan las restricciones unilaterales”.
Una vez más, la delegación de China ante la ONU salió en auxilio de su colega ruso, al decir que “las sanciones cada vez más indiscriminadas (en referencia a las medidas económicas contra Rusia) han afectado al comercio de energía y alimentos, y esto va a acarrear nuevos problemas humanitarios”, recordó.
Insistió el representante chino en que “los países en desarrollo no son parte de este conflicto ni tienen por qué sufrir los enfrentamientos geopolíticos de las superpotencias”, dando a entender que lo que se dirime en la guerra de Ucrania es un conflicto entre Rusia y Estados Unidos.
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