CIUDAD DE GUATEMALA/LOS ANGELES. - Cientos de niños migrantes expulsados de forma rápida de Estados Unidos bajo la política migratoria, en el contexto del coronavirus, están regresando a refugios en Guatemala, donde las pruebas de detección del virus y la capacidad de las camas son puestas al límite.
Operadores de refugios, funcionarios guatemaltecos y organizaciones internacionales han dicho que están viendo un número creciente de niños solos enviados de vuelta al país centroamericano y que algunos no pueden regresar a sus hogares por el abuso doméstico o la violencia de las pandillas.
"El COVID-19 ahora ha comprometido aún más los servicios de protección infantil, que ya estaban sobrecargados y con pocos recursos", dijo el portavoz del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), Christopher Tidey. "Así que es un desafío brindar a los niños vulnerables el apoyo y la protección que necesitan".
El 21 de marzo, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reforzó su dura postura sobre la inmigración al implementar una nueva política que, según su administración, tenía como objetivo frenar la propagación del nuevo coronavirus.
La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) rechaza ahora de forma expedita a la mayoría de las personas que intentan cruzar ilegalmente la frontera entre Estados Unidos y México, o solicitar asilo.
Las nuevas reglas eliminan una práctica de larga data de permitir que los niños soliciten asilo en Estados Unidos y otras formas de protección contra la trata de personas y el abuso.
Ahora, la mayoría de ellos son trasladados rápidamente en aviones de regreso a sus países de origen o devueltos a México. Algunos viajan a Estados Unidos sin sus padres, mientras que otros llegan con familiares pero cruzan por separado.
La CBP no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios.
Guatemala puede albergar a 115 niños no acompañados de Estados Unidos y México en refugios, dijo Anaeli Torres, directora de Protección Especial y Atención No Residencial de la Secretaría de Bienestar Social del país.
Aproximadamente 50 niños por semana están llegando desde el país norteamericano, y aunque la población de cada albergue fluctúa, en ocasiones se ha acercado a su capacidad.
En un refugio administrado por el Gobierno visitado por Reuters en Ciudad de Guatemala, los niños se quedan en habitaciones individuales, con algo de tiempo recreativo en el jardín. La mayoría finalmente se reencuentra con los miembros de sus familias. Pero no todos.
Leonel Dubon, director de otro refugio privado en Ciudad de Guatemala, dijo que ese instalación está llena hasta el tope, con 40 niños que no pueden regresar a sus casas debido a amenazas creíbles para su seguridad.
La organización intentará eventualmente reunirlos de manera segura con sus parientes o colocarlos con otras familias.
Funcionarios y defensores civiles dijeron que los niños deportados pueden sufrir discriminación en sus comunidades de origen debido al temor de que se hayan infectado con el coronavirus mientras están en los Estados Unidos.
En mayo, funcionarios de salud que inspeccionaron un refugio para niños no acompañados deportados desde México se sorprendieron al encontrar personal administrativo cuidando a 36 niños y niñas, dijo Torres.
Nueve empleados de cuidado infantil del refugio administrado por el Gobierno, en la ciudad occidental Quetzaltenango, se marcharon después de que algunos de los niños dieron positivo por coronavirus.
Más de la mitad de los menores fueron evacuados a un refugio en Ciudad de Guatemala, mientras que varios funcionarios fueron llevados al lugar para cuidar a los demás que aún estaban en cuarentena.
PRUEBAS RETRASADAS
Solo alrededor del 10 por ciento de los niños enviados desde Estados Unidos llegan con certificaciones de prueba de coronavirus, dijo Torres.
El gobierno guatemalteco realiza tests a los menores que llegan y los mantiene en una cuarentena de 10 días mientras espera los resultados.
Entre abril y junio, los funcionarios estadounidenses arrestaron a más de 3,300 niños no acompañados en la frontera suroeste, pero CBP se ha negado a decir cuántos han sido expulsados bajo el nuevo proceso o dar un desglose de los arrestos por nacionalidad para ese período de tiempo.
Sólo alrededor de 160 menores pasaron a custodia de Estados Unidos en el mismo período, según cifras del Gobierno de ese país, lo que ha llevado a los defensores de inmigrantes a creer que la gran mayoría de los menores no acompañados han sido expulsados.
Desde abril hasta julio de este año Guatemala recibió 379 menores no acompañados deportados de Estados Unidos, 176 solo en julio, más del doble que un mes antes y una cifra más alto que en el mismo período del año pasado, según cifras del gobierno guatemalteco.
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