TEGUCIGALPA. - Tras convertirse en huracán, Iota continuaba fortaleciéndose rápidamente el domingo mientras se enfilaba peligrosamente hacia Centroamérica, dijeron autoridades, en momentos en que la región aún sufre los estragos causados por la tormenta tropical Eta.
A las 18:00 hora local (0000 GMT del lunes), el huracán de categoría 2 se ubicaba a unos 175 kilómetros al este de la colombiana Isla de Providencia y a 410 kilómetros al este sureste del cabo Gracias a Dios, que comparten Nicaragua y Honduras y donde se espera que toque tierra la noche del lunes.
El ciclón se movía hacia el oeste a 15 kilómetros por hora (km/h) y soplaba vientos máximos sostenidos de 155 km/h con ráfagas más fuertes, de acuerdo al Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC, por sus siglas en inglés).
"Se espera un fortalecimiento rápido durante las próximas 24 horas y se pronostica que Iota será un huracán extremadamente peligroso de categoría 4 cuando se acerque a Centroamérica", dijo el NHC en su más reciente reporte.
"(El ciclón) traerá consigo vientos potencialmente catastróficos, marejadas ciclónicas amenazantes a la vida e impactos de lluvia", agregó.
A principios de noviembre, Eta, uno de las tormentas más poderosas que impactó Centroamérica en años, tocó tierra en Nicaragua. En los días siguientes, el ciclón avanzó por la región descargando potentes lluvias que dejaron más de 100 fallecidos, al menos 2.5 millones de afectados e infraestructura destrozada desde Panamá hasta el sur de México.
Una de las áreas más golpeadas fue la zona central guatemalteca Alta Verapaz, donde una montaña se derrumbó sobre el poblado Quejá, enterrando vivas a decenas de personas. Ante la imposibilidad de encontrar a los atrapados bajo metros de lodo y piedras, la zona será declarada camposanto.
EVACUACIONES
El domingo, las autoridades continuaban evacuando a pobladores de las zonas más vulnerables a Iota en Guatemala, Honduras y Nicaragua. En El Salvador se declaró alerta amarilla en todo el país para activar las comisiones de protección civil mientras esperaban las lluvias.
En Honduras, donde Eta dejó 74 fallecidos y nueve desaparecidos de acuerdo a cifras oficiales, algunos evacuados empezaban a llegar desde la Mosquitia, una remota zona bañada por el mar Caribe que comparten Nicaragua y Honduras.
"Pero sólo es gente que tiene una lanchita o un cayuco (bote pequeño). El resto de la gente está en sus comunidades", dijo Douglas Espinal, jefe del departamento de bomberos de Puerto Lempira, en la Mosquitia.
La autoridad explicó que Puerto Lempira, capital del departamento Gracias a Dios donde Iota tocará tierra, se quedó sin combustible ya que suspendieron las entregas tras la llegada de Eta, lo que imposibilitaba que los bomberos llevaran a cabo una evacuación más extensa.
Gracias a Dios, en el oriente del país, es una región remota sólo accesible por aire, mar o ríos. Con poco más de 100 mil habitantes, según cifras oficiales, el área alberga a una serie de comunidades indígenas, entre las que se encuentran los miskitos, garífunas, pech y tawahkas.
"Lanchas hay, motores hay, pero no hay combustible. La mayoría del pueblo está en sus comunidades", se lamentó Robin Morales, presidente de la organización Unidad de la Mosquitia MASTA.
El presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, externó el sábado su preocupación por la tormenta que se avecina e instó el domingo a que los pobladores de las zonas más susceptibles a las lluvias se desplacen a los albergues más cercanos.
En Nicaragua, las autoridades dijeron que también se estaban llevando a cabo evacuaciones de las comunidades indígenas y pesqueras en la costa de Mosquitos.
"Con el primer huracán perdimos nuestras casas, nuestro ganado, nuestros cerdos (...) el mar nos había dado todo y todo nos lo quitó", se lamentó Winston Olier, un indígena miskito de la comunidad Wawa Bar, sobre el mar Caribe. "Habíamos regresado a reconstruir nuestras casas, toca irnos de nuevo", agregó.
La actual temporada de huracanes del Atlántico ha batido récords en el número de tormentas nombradas, que ya suman 30 tras la aparición de Iota. Algunos científicos señalan como responsable al incremento de las temperaturas oceánicas debido al cambio climático provocado por el ser humano.
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