Un nuevo ataque armado contra una unidad de transporte público volvió a sacudir a Lima Norte este domingo, cuando un bus de la empresa San Germán fue blanco de diez disparos mientras realizaba su ruta habitual en San Martín de Porres.
El hecho ocurrió por la tarde, en una zona transitada y a pocos metros de un centro educativo, lo que incrementó la alarma entre vecinos y autoridades.
El vehículo, que llevaba pasajeros a bordo, terminó con múltiples perforaciones en la carrocería y las ventanas completamente destruidas.
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El conductor, un hombre de 69 años, resultó herido por la ráfaga de disparos y fue trasladado inmediatamente a un hospital cercano. De acuerdo con información preliminar, su condición se mantiene estable.
Las autoridades investigan el ataque como un probable caso de extorsión. Fuentes policiales indican que organizaciones criminales dedicadas al cobro de cupos operan en varios distritos de Lima y estarían detrás de este tipo de atentados contra unidades formales de transporte.
El agresor grabó el momento del ataque y difundió el video en redes sociales, lo que reforzó la hipótesis de que se trató de un mensaje directo contra la empresa.
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El hecho se produjo mientras continúa vigente el estado de emergencia en Lima y Callao, una medida que busca contener el aumento de la violencia y reducir la actividad de grupos delictivos que han incrementado su presencia en corredores de transporte y zonas comerciales. Sin embargo, los transportistas afirman que la situación sigue empeorando.
A través de un comunicado oficial, la empresa San Germán expresó su preocupación por la falta de resultados concretos en materia de seguridad. Señaló que los datos presentados por las autoridades no reflejan una reducción real de los delitos y que los ataques contra el transporte urbano se han vuelto más frecuentes y agresivos.
La compañía exige la captura de los responsables del atentado y solicita que el estado de emergencia se amplíe con acciones más firmes y efectivas.
El atentado también generó temor entre los conductores de la empresa, muchos de los cuales han denunciado amenazas previas y presiones vinculadas a extorsiones. Algunos trabajadores indicaron que, por seguridad, han optado por abandonar rutas o suspender temporalmente sus labores.
Este caso se suma a una serie de hechos recientes que evidencian la vulnerabilidad del transporte público frente a mafias que operan con total impunidad. Las investigaciones continúan, mientras la población exige medidas contundentes para frenar la ola de violencia que golpea a la capital peruana.
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