El izquierdista y exlíder estudiantil Gabriel Boric, de 35 años, se convirtió en el presidente más joven en la historia de Chile, tras ganar la segunda ronda de elecciones presidenciales del pasado domingo.
Boric gana las elecciones de Chile
Boric es el primer presidente que no formará parte de los dos grandes bloques (centro-izquierda y centro-derecha) que se repartieron el poder desde el retorno a la democracia en 1990.
Y es también, el primer candidato que remonta en el balotaje tras no haber ganado en la primera vuelta, en la que se impuso Kast.
"Los avances van a requerir acuerdos amplios, no queremos desbarrancarnos ni arriesgar lo que cada familia ha luchado con su esfuerzo", dijo Boric en su primer discurso como presidente electo ante decenas de miles de chilenos.
"Debemos avanzar con responsabilidad en los cambios estructurales sin dejar a nadie atrás; crecer económicamente; convertir lo que para muchos son bienes de consumo en derechos sociales sin importar tamaño de billetera; y garantizar la vida tranquila y segura", concluyó.
El candidato Kast aceptó la derrota
Kast aceptó la derrota al ver que la diferencia conforme avanzaba el escrutinio era ya irremontable.
"Se merece todos nuestros respetos, ganó en buena lid y muchos chilenos confiaron en él. Esperamos que tenga muy buen gobierno", dijo el candidato derrotado.
En una clara muestra de unidad, que llamó la atención en vista de lo polarizada que fue la carrera presidencial, Kast añadió: "Queremos ser un aporte para la patria. Tenemos que, entre todos, volver a unir a los chilenos, crecer, recuperar esa fe en nuestro extraordinario país. Chile se merece lo mejor de cada uno de nosotros para seguir caminando y ese caminar es en conjunto".
Luego de dar su discurso, el excandidato de derecha visitó a su contrincante, a quien tendió la mano.
Pocos minutos después de que se declarara el triunfo de Boric, las calles del centro de Santiago y otras ciudades importantes chilenas se llenaron de adherentes tocando bocinas y flameando banderas chilenas y de la campaña del candidato izquierdista.
La Plaza Baquedano, rebautizada como Plaza Dignidad, se convirtió en el centro de las celebraciones, con miles de personas que entonaban cánticos como "el pueblo unido jamás será vencido", una clásica canción de protesta chilena de la banda Quilapayún.
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