Un sismo de 6.1 volvió a sacudir, la mañana del sábado anterior, el centro y sur de México, y desató los peores temores de lo vivido cuatro días antes, con un terremoto que hasta el momento deja al menos 324 muertos, miles de heridos y el derrumbe de decenas de edificios en la capital.
Los ciudadanos se siguen sumando a la tarea de ayuda para colaborar con los rescatistas, llevan comida y agua, mientras que los religiosos se acercan a orar por las victimas.
Además, los familiares de los desaparecidos aguardan en la zona, donde brigadas de rescate continúan con las labores de búsqueda bajo los escombros, a seis días del terremoto, con la esperanza de encontrar los cuerpos de sus seres queridos.
En los diferentes albergues de la Ciudad de México, hasta el momento, han atendido alrededor de 24 mil personas, a las que brindan un techo, alimentación y duchas.
A esta lucha de encontrar más personas entre los escombros y albergues para los que se quedaron sin nada, se suma la solidaridad de países como España, Israel, Colombia, Chile y Costa Rica, que enviaron personal para apoyar a las autoridades mexicanas.
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