Diez días han pasado desde que se conoció la noticia sobre la desaparición de Keibril Amira García Amador en Pacayas de Alvarado en Cartago. Por el momento, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), ni la Fuerza Pública saben dónde está la bebé de nueve meses, quien sin duda alguna tiene a Costa Rica con el corazón en la mano, pero principalmente a María Borbón, ya que vivió la misma experiencia en 1944 cuando apenas contaba con 1 año y 2 meses.
El principal sospechoso de la desaparición de Keibril es un sujeto apellido Casasola. Mientras que en el caso de doña María fue la empleada doméstica de su casa, la cuál soñaba con vendérsela a un estadounidense que trabajaba en la construcción de la Interamericana Sur por un costo no tan elevado, pero que era suficiente para satisfacer sus necesidades.
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En la época debido a su corta edad la vecina de Santo Domingo de Heredia no logró percibir el dolor que sentían sus padres por su desaparición. Sin embargo, al conocer el caso de la pequeña Keibril los comprendió en gran medida, ya que entendió que se trataba de una niña inocente en las manos de una persona inescrupulosa.
Al igual que en el caso de Keibril, el pueblo costarricense imploró a Dios para que ella apareciera con vida.
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Doña María está agradecida con los medios de comunicación que han publicado la fotografía de la bebé desaparecida, ya que en su caso este fue el medio por el cual la ciudadanía la reconoció y brindó información de su paradero.
No detener la búsqueda y no perder la esperanza de que Keibril esté con vida, es el mensaje que le brinda la adulta mayor a las autoridades y familiares de la menor.
Encontrar con vida a una persona raptada parece casi que imposible. Sin embargo, la historia de María nos trae nuevas esperanzas.
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