El martes 26 de noviembre, a las 2:00 p. m., un hallazgo macabro conmocionó a los habitantes de Calle Corinto, en Grecia, Alajuela.
El OIJ recibió noticias urgentes desde un cafetal, cuando se descubrió un cuerpo semienterrado. De inmediato, el caso fue reportado a la línea confidencial del Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
Agentes del OIJ de Atenas acudieron a la escena y determinaron preliminarmente que los restos pertenecen a un hombre. Sin embargo, debido al avanzado estado de descomposición, no fue posible identificarlo en el lugar.
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El cuerpo fue trasladado a la morgue judicial, donde se realizarán análisis de ADN para establecer su identidad. Este hecho se suma a las estadísticas de homicidios en el país y el caso permanece bajo investigación.
Según datos actualizados del OIJ al 27 de noviembre, Costa Rica ha registrado 793 homicidios en 2024, con las autoridades preocupadas por los altos índices de violencia.
La provincia de San José lidera con 215 asesinatos, seguida de Limón con 162, Puntarenas con 144 y Alajuela con 96. Cartago y Guanacaste contabilizan 65 y 72 homicidios, respectivamente, mientras que Heredia presenta la cifra más baja con 39 casos.
De los asesinatos reportados, 592 se atribuyen a ajustes de cuentas, evidenciando el impacto de la delincuencia organizada. En cuanto a las víctimas, 723 eran hombres y 68 mujeres, en su mayoría jóvenes entre los 18 y 19 años.
¿Es Costa Rica el país más peligroso de Centroamérica?
El drástico aumento en la violencia homicida ha llevado a Costa Rica al tercer puesto en la tasa de homicidios en Centroamérica, solo superado por Honduras y Belice.
Según el Informe Estado de la Nación, el país experimentó un aumento del 50% en su tasa de homicidios entre 2015 y 2023, pasando de 11,5 a 17,3 por cada 100.000 habitantes.
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Este deterioro contrasta con su posición histórica en 1990, cuando registraba la tasa más baja del continente americano con 4,6 homicidios por cada 100.000 habitantes.
En comparación, países como El Salvador, Guatemala y República Dominicana han logrado reducir sus tasas durante el mismo período, mientras que Costa Rica y Panamá han mostrado incrementos significativos.
El hallazgo en Grecia no solo engrosa las estadísticas, sino que subraya una realidad alarmante: el incremento de la violencia está afectando a comunidades rurales y urbanas por igual.
Las autoridades enfrentan el desafío de contener esta tendencia y devolver al país la seguridad que alguna vez lo distinguió en la región.
El caso en Calle Corinto es un recordatorio de la necesidad urgente de medidas integrales para combatir la criminalidad, proteger a la población y fortalecer la confianza en las instituciones encargadas de la justicia.
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