Erick Marín tuvo que ponerse los tacos de una forma más ardua y disputó la batalla campal más complicada hasta el momento.
En este partido no había marcos, árbitros o balones, sino su vida de por medio ante uno de los rivales más fuertes: El cáncer.
No obstante, el jugador de Guadalupe FC aplicó la mejor táctica y se aferró a su familia, a Dios y al deseo de volver a las canchas cuanto antes.
El cáncer testicular fue atendido a tiempo y gracias a la quimioterapia Marín salió avante de este compromiso.
Aunque su particular barba desapareció por momento, el sueño es claro y la meta es amarrarse taco izquierdo y derecho de nuevo en 2019.
Erick Marín, ejemplo de lucha y vida gracias al deporte. Su férrea defensa pronto volverá porque el partido más difícil ya pasó y se superó.
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