Carlos Muñoz, surfista costarricense, resumió el sentimiento que tuvo al darse cuenta que no podría estar en los Juegos Olímpicos. “Cali” enfrentó 24 horas sin dormir, una acumulación de cansancio físico y emocional en busca de su sueño Olímpico.
El pasado viernes en horas de la noche, publicó en sus redes sociales la posibilidad de participar en los Juegos Olímpicos. Las redes del atleta nacional se unieron a favor del surfista.
Debido a las inclemencias del tiempo la ruta 32 se encontraba cerrada. “Cali” logró pasar a eso de la 1 a.m. con la ayuda del Cuerpo de Bomberos.
Muñoz logró realizarse las pruebas PCR y ambas dieron negativo. La esperanza del tico era que un tifón que iba a afectar la zona del evento en los Juegos atrasara la competencia hasta el domingo -lunes en Japón-. Lamentablemente el tifón no retrasó la competencia.
“Un balde de agua fría; Sentí como si estuviera a punto de casarme y la novia no apareciera” dijo “Cali”. También añadió la carga espiritual que sentía consigo, agradecido con Dios por los costarricenses que le brindaron su apoyo.
A pesar del esfuerzo, la inversión económica de su bolsillo, del apoyo costarricense y allegados para comprar cinco boletos con tal de viajar por la mejor ruta no alcanzó el objetivo y aunque invirtió cerca de diez mil dólares (Aproximadamente 6 millones de cólones) no sabe aún si habrá reintegro.
Aun cuando la historia no obtuvo un final feliz, él no se arrepiente de haber tomado la decisión de volar hasta la ciudad de Tokio. Se mantuvo optimista gracias al amor que sentía de parte de los costarricenses. Tiene como meta traerse “el oro” de los siguientes Juegos Olímpicos 2024.
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