El Atlético de Madrid resolvió su pase a los octavos de final de la Copa del Rey en la primera media hora, con un ejercicio concluyente, serio y sin concesiones ante el Elche, dominado de principio a fin, superado con rotundidad y doblegado con dos goles de Fernando Torres y uno de José María Giménez (3-0).
No hubo ni siquiera un mínimo margen para la sorpresa, porque nunca lo permitió el equipo rojiblanco, que impuso su superioridad desde el minuto 1, preparado para ganar cuanto antes, con muchas y variadas ocasiones antes y después de los goles, los dos primeros procedentes de acciones de Yannick Carrasco: un córner y un tiro.
Ningún partido admite exceso de confianza en el Atlético, siempre precavido, por mucho que enfrente esté un rival inferior, en este caso el Elche, hoy por hoy en Segunda B. El 1-1 del encuentro de ida en el Martínez Valero mantenía la eliminatoria abierta, ofrecía riesgos y obligaba a resolverla en el estadio Wanda Metropolitano.
En el estreno de la Copa del Rey de su nueva casa, el Atlético, con un once con rotaciones pero indudablemente reconocible en cada línea, tomó el duelo con toda la seriedad del mundo, dominador, ambicioso, sin ningún resquicio para la duda de quién era el equipo superior y quién debía avanzar a la siguiente ronda.
En media hora ya había solucionado todo, el choque y la clasificación, con dos golpes casi consecutivos: el 1-0, en el minuto 30, en un córner lanzado por Carrasco y rematado de cabeza por Giménez; el 2-0, en el 32, de Fernando Torres, oportuno a un rechace del portero rival tras otro intento del extremo belga.
Dos tantos definitivos, como también lo era el juego del Atlético, que sólo concedió un córner de su adversario, ordenado pero sin capacidad para poner en aprietos al portero Miguel Ángel Moyá, en todo el encuentro, en el que Luciano Vietto tuvo ocasiones de todos los colores antes y después de los tres goles de su equipo.
El atacante argentino, de vuelta a una alineación rojiblanca seis partidos después, mantiene su pelea, ya constante, con el gol. Se mueve bien, ofrece buenos desmarques, es hábil con la pelota, pero, cuando llega el momento decisivo, se nubla. Sin suerte, sin pegada y sin la efectividad que necesita un delantero para reivindicarse.
Una, en el minuto 2, cuando superó en la carrera a su marcador, se le fue por unos centímetros; las dos siguientes también terminaron fuera, entre ellas una volea al borde del área pequeña. En esa secuencia de oportunidades, que prosiguió después con otro mano a mano fallido ante Vallejo, Koke estrelló un balón al poste.
Incluso ya con el 2-0 a favor, el Atlético mantuvo su ritmo de oportunidades, la última del primer tiempo con una fenomenal parada del guardameta del Elche a cabezazo de Torres e, inmediatamente después, con un despeje sobre la línea al remate de Savic; más ejemplos de que su triunfo y su clasificación no admitía discusión.
No la hubo tampoco en el segundo tiempo, con el 3-0 de Fernando Torres, a pase del croata Sime Vrsaljko, aunque el conjunto rojiblanco redujo algo su ritmo, aún con oportunidades para haber goleado aún más, entre ellas dos más de Vietto, y aunque el Elche amagó alguna vez, pero sin exigir en todo el duelo una parada de Moyá, casi un espectador más del avance del Atlético a octavos.
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