El Barcelona tuvo que emplearse con una paciencia infinita para superar a un Olympiacos aguerrido en defensa pero casi nulo en ataque, que encajó un 3-1 a pesar de jugar con uno más tras la expulsión de Gerard Piqué en el último tramo de la primera parte.
El Barça jugó a medio gas y con mucha pausa, ya que temió que el partido se iba a disputar en el campo del rival, donde se encontró una muralla defensiva que convirtió en tedioso el choque en ocasiones.
La primera parte fue un monólogo del Barcelona, que se sintió muy impotente en las inmediaciones del área griega, donde el técnico Takis Lemonis apostó más por evitar la goleada que otro objetivo.
Así, a excepción de una volea que conectó Vadis Odjidja, en un rechace tras una falta, todo el fútbol se generó en el campo del Olympiacos.
Messi y, sobre todo, Gerard Deulofeu, fueron los jugadores que más fútbol produjeron, pero fue escasa la eficacia ante los tres palos, tanto por la falta de puntería como por el sistema defensivo griego, dirigido a amontonar cuantos más jugadores mejor dentro del área cada vez que los barcelonistas montaban una acción ofensiva.
Viviendo en el último tercio de campo, el Olympiacos se olvidó del área azulgrana, ni cuando en el 18 Nikolaou se marcó un gol en propia puerta (1-0). El Barcelona volvía a beneficiarse de un tanto del rival en propia puerta, como así pasó en el anterior partido contra el Sporting de Portugal, igual que los dos contra el Girona y uno en el partido frente al Betis.
Paulinho envió un balón al travesaño en el 23 y tres minutos después el exazugrana Alberto Botía se tuvo que lanzar al suelo para bloquear un disparo de Messi dentro del área.
El Barcelona empujaba, pero no resolvía. Otra vez el argentino, tras regatear a dos oponentes, puso un balón para Suárez, que éste solo ante el meta no supo materializar en gol.
Piqué, que vio una amarilla en el 11 por atajar en la banda un intento de contragolpe, acabó expulsado en el último tramo de la primera parte cuando marcó con el brazo derecho, en una acción que vio el juez de la línea de gol, ya que el árbitro no percibió la infracción. Ésta ha sido la tercera amarilla que ha visto esta temporada el central catalán por tocar el balón con la mano.
El técnico azulgrana, Ernesto Valverde, cambió para el segundo tiempo a Deulofeu por el central Javier Mascherano, tras la expulsión de Piqué, y para reforzar la defensa.
La entrada de Djurdjevic coincidió con la fase más insistente de Olympiacos ante la meta de Ter Stgen, quien vio pasearse un balón por su meta antes del 60. Poco después, el Barcelona respondió con una serie de aproximaciones sin acierto, hasta que Messi fue cazado por detrás en la frontal. El argentino lanzó la falta directa y marcó el segundo del Barça (2-0).
Nuevamente Messi, en una jugada regateando a jugadores casi en la línea, envió un pase de la muerte al que no llegaron hasta tres azulgrana, hasta que el balón acabó en Digne, que de fuerte disparo marcó el tercero (3-0), ajustándolo a la base del palo largo.
En una de las últimas acciones de partido, el Olympiacos sacó provecho de un córner y marcó gol, en un remate de cabeza de Dimitris Nikolaou (3-1).
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